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Documental

Docs MX: Festival dedicado al documental en México y América Latina.

octubre 12, 2018 by Retina Latina Dejar un comentario

Inti Cordera director ejecutivo del  Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México – Docs MX nos cuenta sobre el la evolución;  sobre los logros y oportunidades que han encontrado con el Festival después de 13 años de existencia.

Retina Latina: ¿Cuéntanos sobre el foco y el valor diferencial de Docs MX?

Inti Cordera: DocsMX apunta cada año a exhibir, formar y estimular la creación de cine documental en México y América Latina.

R.L: ¿Cómo se ubica Docs MX en el mapa de festivales de cine mexicanos y latinoamericanos.

I.C.:  Docs MX comparte el compromiso de llevar a las pantallas nuestro cine documental, estimular la colaboración para la realización de proyectos en nuestra región y sobre todo compartir las historias que hacemos en nuestros países. Docs MX a lo largo de sus 13 años ha buscado fortalecer la unión y la unidad latinoamericana a través de la cinematografía documental.

R.L:  Docs MX se autodefine como una plataforma permanente de exhibición, creación y formación de cine documental. ¿En qué consiste este alcance y cómo se articulan los distintos componentes que conforman esta plataforma?

I.C.:  Después de una década, en la que el Festival se consolidó como uno de los encuentros cinematográficos más importantes en México, con sede en la Ciudad de México, ahora a lo largo de sus primeros años de su segunda década, busca construir y fortalecer esta plataforma de acción y colaboración, para la exhibición, el desarrollo de proyectos y la creación de nuevas películas mexicanas y latinoamericanas.

Creemos que Docs MX es un espacio y un encuentro esencial en nuestra región, somos parte de una red latinoamericana de festivales, compartimos películas, compartimos proyectos, estimulamos a los creadores y nos comprometemos en el quehacer y en poder compartir las historias

R.L:  Desde la décima versión el cambio es el motor que mueve al Festival. Pasaron de ser Docs DF a Docs MX, hicieron ajustes en la forma de programar. En esta línea, ¿Qué cambios y novedades nos trae la decimotercera edición?

I.C.:  Año con año, el reto de hacer el festival nos hace también pensar y replantear el cómo llevar las películas al público, cómo darle el espacio que merecen a los creadores y a quienes vienen a participar en los talleres, a los participantes, jurados, invitados internacionales y hacer del festival un encuentro que se reinventa año con año y que mantiene un poco sus premisas de exhibir, formar y estimular la creación.

Cada año es diferente pero la composición de sus componentes es y seguirá siendo la misma en espíritu; y también se renueva con la participación de nuevos aliados, de nuevas acciones y nuevas miradas

R.L:  ¿Cómo ven desde Docs MX la relación del documental latinoamericano y mexicano con las posibilidades de creación, distribución y exhibición en relación con las tecnologías digitales?

Sin duda un festival de cine mantiene vivo el espíritu de compartir películas en las salas, en su espacio natural y originario sin perder de vista que la digitalización, esta era de la tecnología y de la información también nos obliga a repensar los medios y los alcances de las herramientas que se nos ponen a la mano y sin duda las plataformas digitales son ahora un aliado importante para llegar al público. Es un proceso en la que compartimos la reflexión y también las apuestas por los alcances que las nuevas tecnologías nos ofrecen.

R.L:  ¿Qué logros y oportunidades destacarían en este balance de trece años de existencia?

I.C.:  Creo que haber superado la primera década nos llena de satisfacción, mirar a la segunda nos llena de anhelos y retos que queremos compartir y que nos comprometen para seguir  adelante con nuestro trabajo; mantener viva esta llama de intensidad y de pasión que nos une que es el cine documental.

R.L:  ¿Algo más que quieran compartir con nuestros usuarios mexicanos y latinoamericanos?

I.C.:  Invitarlos a estar atentos de las sorpresas que el cine documental que hacemos en nuestra región, en América Latina, que nos siga animando a ver cine, hacer cine y a pensar en que podemos hacer mucho por cambiar nuestras realidades.

Archivado en:Noticias Etiquetado con:Documental, Festival

E’çkwe quiere decir colibrí, de Mónica María Mondragón

noviembre 17, 2016 by Retina Latina Dejar un comentario

La imagen inicial establece el punto de vista: el hermoso rostro de la niña llamada E’çkwe en un primer plano contundente. A continuación, cinco planos fijos sobre el techo de la habitación en la que está recostada, perspectiva que dista de ser trivial, porque la visión contiene una sensibilidad respecto de las sombras de las cortinas y del tenue movimiento de una corriente de aire generada probablemente por el ventilador, que no se ve pero sí se oye (en el principio). Todo lo que se verá de ahí en más pasará por la mirada de esa niña indígena que vive con su madre en un edificio junto con otras mujeres que trabajan como prostitutas. La escena inicial cierra con la intervención de una compañera de trabajo que establece una diferencia “higiénica” (o más bien ideológica) respecto de la madre de E’çkwe .

En menos de tres minutos, el film define sus coordenadas simbólicas y una estética precisa. La economía narrativa es notable: la prostitución y la discriminación organizan conceptualmente el conjunto, la sensibilidad de la niña define el punto de vista. A partir de ahí, Mondragón se atiene a seguir algunos actos cotidianos que tienen lugar en el recinto hasta la llegada de la noche, momento en el que las chicas (y no tan chicas) empiezan su trabajo. La mayor dramaticidad adviene cuando E’çkwe pueda entender mejor los pormenores del oficio de su madre, secuencia resuelta con gran elegancia apelando a un “heterodoxo” o “natural” fundido.

Mondragón es consciente de la prematura lectura que puede hacer su personaje; se trata de una mirada antes de la moral, que más bien refiere una singular sensibilidad propia de un estadio de vida. En ese sentido, la intensificación de las insignificantes tareas previas a que las mujeres empiecen a trabajar son fundamentales. Ahí se revela un microcosmos de la prostitución, el fuera de campo que el cliente desconoce, pero que la cineasta visibiliza. Es por eso que la altura de cámara siempre coincide con el punto de observación de la pequeña protagonista, y ese registro, que también es un principio de la mirada, no se abandona, como se puede corroborar en un plano abierto en el que la niña camina por un pasillo, captada a cierta distancia; la decisión formal se mantiene a rajatabla.

La elipsis con la que Mondragón culmina su película es magnífica, de tal modo que contrasta bastante con el mismísimo plano de cierre, el cual tiene una función un poco moralizante, acaso fuera del registro general, y que a su vez complejiza el punto de vista elegido en el inicio.

Por Roger Koza, de OtrosCines.com, para Retina Latina

Archivado en:Reseña Etiquetado con:Documental, Indígenas, Latinoamérica, Mujeres, niñez, Prostitución

Beatriz González ¿Por qué llora si ya reí?”, de Diego García Moreno  

noviembre 17, 2016 by Retina Latina Dejar un comentario

La carrera de la artista plástica colombiana Beatriz González (Bucaramanga, 1938) atraviesa buena parte del convulsionado siglo XX que vivió -y continúa viviendo en el XXI- Colombia. Ella retrató en especial la relación con su tierra tanto desde lo macro político como desde los hábitos de sus conciudadanos, desde presidentes y figuras públicas hasta los habitantes de las calles.

Considerada una artista que siempre hizo de la ironía pop y el humor su fuerte, con el correr de los años -y en función de la violencia reinante, especialmente en la década de 1980-, González realizó obras de contenido cada vez más dramático y alusivo, alejando su mirada de los poderosos y enfocándose sobre todo en la gente común.

El documental de Diego García Moreno la acompaña mientras trabaja, habla y explica en qué se basan muchas de sus creaciones -que por lo general surgen de noticias periodísticas- y cómo fue explorando a través de ella su relación con Colombia y con los hechos más importantes de la historia de su país.

En paralelo se van contando los sucesos clave que se vivieron desde 1948 en adelante y que, a su manera, González ha siempre retratado, sin jamás distanciarse de lo social por más que sus obras no adhieran a ningún tipo de realismo clásico. De hecho, un eje de la narración es “Auras anónimas”, una intervención artística que González realizó sobre 9.000 nichos vacíos en el Cementerio Central de Bogotá.

El director se dedica en el film a mostrar las obras de González y escuchar sus conceptos sin intervenir demasiado en el relato y permitiendo así que las pinturas, grabados e instalaciones -y la filosofía e ideas que sostienen a su obra- ocupen el primer plano. Se trata de un documental que pinta a la artista en todas sus facetas y que le permite expresar su mirada sobre más de medio siglo de historia colombiana.

Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina

Archivado en:Reseña Etiquetado con:Artista, Beatriz González, Cine latinoamericano, Colombia, Documental

La pasión de María Elena, de Mercedes Moncada Rodríguez

noviembre 17, 2016 by Retina Latina Dejar un comentario

El debut de la talentosa documentalista Mercedes Moncada Rodríguez vuelve sobre un tema universal como la Justicia. O, también, su postergación infinita. Sucede que la Justicia es un valor absoluto, la postulación de un ideal que tiene como paradójica contrapartida el imperfecto ejercicio de los hombres en su consecución. ¿Qué clama aquí por Justicia? Una circunstancia atroz, la muerte de un niño.

Pero La pasión de María Elena no es una película ortodoxa sobre el tema. La protagonista es una mujer tarahumara, o más bien rarámuri, pues como alguien explica en el film, el primer término proviene de la incapacidad de un español de pronunciar las palabras de los rarámuris. En 1999 una mujer blanca manejaba su camioneta y atropelló a uno de los hijos de María Elena. La descripción del accidente es suficiente para sentir el dolor de la madre, quien después de un tiempo sigue soñando con su hijo e incluso viéndolo. En efecto, una dimensión metafísica desconocida y propia de la cosmovisión de los rarámuris hace que la protagonista interprete sus visiones como auténticas. La madre está convencida de que volverá a ver a su hijo; la resolución de ese anhelo incitará otras formas de exégesis, no menos controversiales que la que la propia María Elena elige adoptar tardíamente. Una forma de ver el film es como un amable ensayo sobre la creencia.

Una de las creencias más interesantes que define la naturaleza del film es el concepto de Justicia que alberga el pueblo al que pertenece María Elena. Moncada Rodríguez reúne los testimonios necesarios para que el concepto sea comprensible. Un conflicto social y la injusticia no es un problema circunscripto a los implicados, sino que es de la comunidad entera. La búsqueda de equilibrio espiritual ordena las discrepancias. De ese modo, la mujer implicada en la muerte del niño irá a juicio público bajo las formas legales de la comunidad. Lo que parece funcionar finalmente encontrará obstáculos. Las apelaciones de María Elena saldrán de la órbita de las reglas comunitarias y alcanzarán hasta la Secretaría de Derechos Humanos de México. Como es de imaginar, la burocracia estatal tiene tiempos incompatibles con la necesidad de quien exige una reparación, y es así como el último tramo del film se convierte en un vía crucis legalista.

Si bien este es el centro narrativo de La pasión de María Elena, la realizadora no deja de entrever el contexto de esta desgracia. Así, los padres de María Elena también participan, como asimismo sucede con otros miembros de la comunidad, quienes permiten asir costumbres y creencias que posibilitan entre otras cosas comprender la razón por la cual la protagonista eligió vivir en Chihuahua hasta que el caso encuentre una resolución.

La delicadeza de la puesta en escena es ostensible: Moncada Rodríguez elige una respetuosa distancia para retratar a los personajes y sus rostros, desarrolla una especial atención para entender el ecosistema en el que viven los rarámuris y no pierde el equilibrio entre ceñirse al drama elegido e introducir una cosmología con su respectivo carácter. Tampoco prescinde de trabajar sobre su registro. Los fundidos elegidos para mostrar la calle en la que tuvo lugar la desgracia o la original idea de utilizar dos secuencias vinculadas con imágenes de trenes para acompañar el testimonio oral de María Elena son impresiones y signos de una directora que tiene algo para decir y sabe también cómo hacerlo.

Por Roger Koza, de OtrosCines.com, para Retina Latina

Archivado en:Reseña Etiquetado con:Cine latinoamericano, Documental, Justicia

El Bella Vista, de Alicia Cano

noviembre 17, 2016 by Retina Latina Dejar un comentario

Este primer largometraje de Alicia Cano surgió de una nota publicada por el diario uruguayo El País sobre los vaivenes del Club Bella Vista. La directora viajó luego a un pueblo del interior ubicado a unos 200 kilómetros de Montevideo para registrar allí las historias de vida (o sea, de amor, de frustración, de dolor) de distintos habitantes de la zona.

El punto de encuentro es la sede social del Bella Vista, un club que emula al mucho más conocido equipo homónimo que supo ser campeón en 1990 de la Primera División del fútbol uruguayo (hasta tiene sus mismos colores, los de la bandera del Vaticano). Cabe indicar que ese ámbito se convirtió luego en un burdel y terminó siendo una capilla católica debido a las presiones del sector más conservador de la comunidad.

De las penurias de un travesti, al recuerdo triste de la pérdida de un hijo, pasando por pequeñas epopeyas futboleras o la presencia permanente de lo religioso, el film pendula entre la construcción ficcional y el documental con varios personajes reales que se prestaron a interpretarse a sí mismos y a recrear sus historias.

Cano construye esos retratos con un respeto y amor por sus personajes que termina por disolver cualquier problema de estructura que su audaz dispositivo pudiera generar. La espontaneidad y el buen humor reinan, en definitiva, en esta tragicómica película que transmite la crudeza y la sensibilidad de lo que es genuino.

Por Diego Batlle, de OtrosCines.com, para Retina Latina

Archivado en:Reseña Etiquetado con:Cine latinoamericano, Documental, Montevideo

Juegos y rondas tradicionales del Uruguay, de Mario Handler y Eugenio Hintz

octubre 26, 2016 by Retina Latina 1 comentario

«La Farolera tropezó y en la calle se cayó y al pasar por un cuartel se enamoró de un coronel» es el inicio de un tema popular que, al menos en el Río de la Plata, es casi un mantra para los que fueron niños a lo largo de varias generaciones. Una canción anónima que la autora María Elena Walsh luego tomó, transformó en cuento y popularizó, y que años después –en la etapa post dictadura– provocaría cierta resistencia, especialmente por su letra. Pero eso no sucedía en 1965 y 1966 cuando se rodó Juegos y rondas tradicionales del Uruguay, un cortometraje de ocho minutos producido bajo la coordinación del musicólogo e investigador uruguayo Lauro Ayestarán y realizado por Mario Handler y Eugenio Hintz.

Recientemente restaurado en digital, el corto recupera esas y otras tradicionales canciones infantiles callejeras en el Uruguay, pasando por juegos como El rango y la más compleja Rayuela para luego mostrar tres rondas cantadas habitualmente realizadas por niñas como Andelito de oro, la citada Farolera y otro clásico de varias generaciones, Los oficios (esa que dice «Hacen así/así los zapateros/hacen así/así me gusta a mí»).

Además del notable trabajo de restauración, el documental es importante, fundamentalmente, por su propia existencia como documento y preservación de tradiciones y juegos infantiles sociales y callejeros que –en estos tiempos digitales y de comunicación virtual– se fueron perdiendo y tal vez vayan en camino de desaparecer del todo.

Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina

Archivado en:Reseña Etiquetado con:Cortometraje, Día del patrimonio audiovisual, Documental, Uruguay

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