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Perú

Entrevista: Transcinema Perú inicia su sexta edición

noviembre 29, 2018 by Retina Latina Dejar un comentario

 

Retina Latina habló con John Campos, Director de Transcinema Festival Internacional de Cine que se realiza en Perú y que para esta edición reafirma su línea editorial dirigida al cine de no-ficción y de transgresión

Retina Latina: En el panorama de festivales latinoamericanos y peruanos ¿Cuál es la particularidad de Transcinema y su valor diferencial?

John Campos: Es una pregunta difícil para quien lo organiza. Pero sí podría asegurar que nuestro público ya sabe que las películas que presenta Transcinema tienen un componente de riesgo, audacia y experimentación en sus secciones centrales poco habitual en otros festivales de la región. Nuestro foco en las secciones competitivas es la no-ficción o ficciones de experimentación. Nuestra misión es diversificar la manera de ver, hacer y pensar el cine en el Perú.

R. L.: Transcinema llega a su sexta edición e insiste en una línea editorial en la que el cine de no- ficción y de transgresión son su núcleo inquebrantable. ¿Cómo ha sido el proceso de curaduría para la presente versión?

J.C.: Exactamente ese es su criterio de selección en líneas generales. Lo que siempre va a cambiar, por suerte, son las películas. Cada película seleccionada se somete a un criterio doble aparentemente contradictorio y ahí lo rico del ejercicio. Por un lado, queremos películas que se arriesguen con el lenguaje cinematográfico, pero así mismo, que tengan elementos reconocibles para un público general, sea por tema, contexto, personaje, puesta en escena, etc. De esa fricción es que se deriva nuestro programa en general.

R. L.: ¿Qué destacaría de la presente edición en materia de invitados y programación?

J.C.: El argentino Mariano Llinás viene a presentar su monumental La Flor con 14 horas de duración, además de dictar un taller de escritura para jóvenes cineastas. Pero algo que realmente nos alegra, es que para esta edición nos visitan varios de los seleccionados de la Competencia Transandina, que consideramos nuestra competencia principal. Teresa Arredondo (Las cruces), Omar Alarcón (Mar negro), Mauricio Ovando (Algo quema), Libertad Gills (Retrato lento) y los cineastas peruanos Javier Bellido (Connatural), Enrique Méndez (El Anti-faz), entre otros, estarán presentes para acompañar sus películas. Eso es algo que queríamos desde la primera edición y de a pocos se va logrando.

R. L.: La programación del sexto Transcinema supera las 100 películas que hacen parte de las competencias, selecciones, focos, bloques temáticos. Vemos en la oferta autores (as) consagrados (as) y emergentes. ¿Podría compartirnos un poco más sobre el ejercicio de programación y el perfil de sus secciones?

J.C.: Las secciones son varias e intentan rescatar lo más radical y a la vez empático del cine contemporáneo. Hay secciones de cine experimental (Radicalismos), cine político (Resistencia), cine evocativo, de ensayo o autobiográfico (Memorias), cine de ficción más transgresora (Transficciones) y cine donde el espacio mismo es protagonista (Espacios). No distinguimos películas por su duración e intentamos amalgamar un abundante contenido de realizadores emergentes, que toman riesgos estéticos, con otros consagrados cuya obra es afín al perfil del festival y cuya coherencia saludamos. Tensionar todo ello es lo más rico de hacer el festival hasta que lo compartes con el público.

R. L.: Además de la programación, el festival cuenta con un espacio de formación, el TransLAB: Laboratorio de no-ficción, ¿podría contarnos sobre la dinámica de este espacio y cómo se articula con la línea editorial de Transcinema?

J.C.: El TransLAB como Laboratorio en sí es una selección Work in progress poco tradicional. Se comparten en sala los cortes seleccionados y hay instancias de devoluciones entre los participantes y tutores. Es como someter a diversos criterios creativos las películas en construcción. Por otro lado, el TransLAB también aglomera toda actividad formativa, sea taller, charla o seminario realizado en el marco del festival. Digamos que es nuestra área educativa y de pensamiento cinematográfico.

R. L.: Su festival es una ventana de visibilidad para la producción nacional, transandina y latinoamericana que busca transgredir parámetros formales, narrativos, estéticos y temáticos. En el caso del cine andino y peruano, ¿ha percibido una transformación o crecimiento particular de este tipo de apuestas?

J.C.: De manera modesta, pero sí hay un desarrollo en ese sentido del que nosotros sólo estamos siendo testigos y parte. Producción de un cine más radical siempre hubo, siempre estuvo ahí, pero ahora está un poco menos al margen que antes porque tanto cineastas, públicos, gestores y todo agente de cualquier medio cinematográfico se han desprejuiciado de ello. Tiene mejores condiciones para hacerse y exhibirse. Y eso definitivamente es señal de desarrollo -repito, aún modesto- pero evidente. Algo hermoso, es cuando tus espectadores regulares o cinéfilos de siempre se aparecen de repente con alguna película aplicando a tu festival. Ese solo gesto es otro indudable síntoma de desarrollo de una escena cinematográfica cada vez más diversa.

R. L.: En Latinoamérica, en los últimos cinco años han aparecido muestras y festivales de cine, con un enfoque de ruptura. Es el caso de eventos como Radical (Bolivia), Black Canvas (México) y el mismo Transcinema, que han apostado por deslindarse de cierta geoestética y geopolítica de los festivales de cine tradicionales, ¿a qué cree usted que se deba este fenómeno relativamente reciente?, ¿cómo ha incido para crear una red de intercambios y colaboración no solo entre festivales sino entre cineastas que comulgan con experimentar con la formas y las narrativas audiovisuales en América Latina?

J.C.: Coincidentemente yo soy programador de los dos festivales mencionados aparte de Transcinema. Y es que sencillamente es mi línea de trabajo: ensanchar cada vez más la manera de ver, entender, hacer y pensar el cine de lo menos desprejuiciado posible. Los festivales más antiguos de la región celebran tardíamente o anacrónicamente una idea sesentera, hasta ochentera, de Nuevo Cine Latinoamericano. Separando estrictamente la ficción del documental y preponderando las temáticas a la puesta en escena. Por ello, para diversificar nuestros criterios cinematográficos y audiovisuales es necesario visitar el otro extremo de la creación para darle su verdadero valor estético. Poner “lo marginal”, “lo alternativo”, al centro para que discuta desde lo discursivo y no solo por valores de producción. El cine es lenguaje y si no se empieza por ahí, creo que se parte al revés. Hay muchos cineastas, críticos, programadores y espectadores que valoran esta diversificación, solo que ahora tiene una repentina visibilidad por la multiplicidad de nuevas iniciativas y por la colaboración en red que comienzan a darse de manera orgánica. Dentro de esa militancia todos cumplimos el mismo rol de hacer ver más y distinto.

R. L.: ¿Cómo es la relación de Transcinema con sus públicos nacionales? ¿han implementado estrategias para acercarse, conquistar y diversificar sus audiencias?

J.C.: Creo fehacientemente que todo proyecto coherente termina calando. Si bien seguimos desarrollando nuestra propia manera de pensar el cine a través del festival, hay cada vez más gente que nos acompaña en eso. No solo el público, fundamental y a quien se dirige todo esto, sino cineastas, críticos, otros programadores y gestores de distintas disciplinas. Para nada es esto unilateral sino que siempre se escapa de las manos, porque al agitar un medio creativo no puede suceder nada previsible y las energías se disparan hacia direcciones insospechadas. Y en eso estamos. Ahora, hay mucho por potenciar, por diversificar, por invitar y por hacer. Y en buscar esa mejora hay un gusto. Pero es increíble cuando se difuminan las barreras entre cineasta, programador, crítico y público, haciendo todos parte de un mismo paisaje y eso veo que está pasando.

R. L.: ¿Algo más que quieran compartir con nuestros usuarios de Perú y América Latina?

J.C.: Que nos visiten en Lima siempre la primera semana de diciembre, pues habrá un nuevo Transcinema que los reciba. Un festival amable, horizontal y hasta casero en su manera de acercarse a sus amigos espectadores para juntos compartir, disfrutar y pensar el cine. O vernos también en otros rincones de América Latina, que eso es muy lindo también.

 

REDES SOCIALES TRANSCINEMA

Facebook: festivaltranscinema
Twitter: @transcinemafest
Instagram: @transcinema_festival de cine

Archivado en:Noticias Etiquetado con:Cine, No ficción, Perú, Transcinema, Transgresión

Balance del 21 Festival de cine de Lima (Del 4 al 12 de agosto de 2017)

agosto 14, 2017 by Retina Latina Dejar un comentario

Foto: Facebook – Festival de Cine de Lima

Con más de una decena de premios entre oficiales y no oficiales, el 12 de agosto terminó la vigésimo primera edición del Festival de Cine de Lima PUCP, que bajo el eslogan “Latinoamérica sin Fronteras” reunió más de 250 películas en su competencia oficial, muestras paralelas e itinerantes, para celebrar con locales y visitantes, las diferencias que se articulan a través del cine.

El certamen organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú tuvo en su competencia oficial de ficción 18 películas latinoamericanas cuyo Premio del Jurado fue para La familia de Gustavo Rondón (Venezuela); y la competencia documental -con una amplia participación chilena con Los niños, El color del camaleón, y El pacto de Adriana– compuesta por 12 obras de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, México y Perú, en la que el reconocimiento a Mejor Documental fue para La libertad del diablo del reconocido documentalista mexicano Everardo González.

A estas 30 películas se sumaron las más de 70 que hicieron parte de la muestra paralela, en la que destacó la selección ofrecida por la Asociación Latina de Distribuidores para la Exhibición Audiovisual-ALDEA con seis películas de su catálogo de distribución provenientes de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, México y República Dominicana. Adicionalmente, se ofreció un panorama del cine latinoamericano contemporáneo con 14 obras de reciente producción en sus países de origen; la retrospectiva del director finlandés Aki Kaurismäki -con la colaboración de la Embajada de Finlandia en Lima- donde se presentaron diez largometrajes, una selección de cortometrajes y su última producción Al otro lado de la esperanza (2017) merecedora del León de Plata a mejor director en el 67 Festival de Cine de Berlín.

De esta muestra hicieron parte además, una selección de clásicos franceses restaurados y la selección Hecho en Perú, que a falta de una competencia oficial nacional, vino a completar la oferta de cine peruano de ficción y documental participante en las competencias oficiales, alcanzando un total de ocho largometrajes peruanos, a los que se sumaron las seis producciones de la sección Cine del mañana (Work in Progress) organizada por el Ministerio de Cultura del Perú. La producción peruana contó con un premio del público para el documental PACÍFICUM, el retorno al océano de Mariana Tschudi -un llamado a la importancia de preservar la diversidad de las especies marinas en el Perú- y Mención honrosa para la primera película de ficción peruana filmada en lengua Aymara Wiñaypacha de Óscar Catacora.

Entre las virtudes del Festival está descentralizar su oferta de programación e integrar diversos públicos en múltiples lugares del Perú que no cuentan con una oferta cinematográfica regular, en especial, de cine nacional. La muestra itinerante contó con 150 títulos y recorrió 97 regiones del país en las que los ciudadanos pudieron acceder al cine de manera completamente gratuita.

Adicionalmente a la programación cinematográfica, se rindió El homenaje internacional al cineasta canadiense Atom Egoyan -con la proyección de 15 títulos de su filmografía- quien además impartió una clase magistral. El homenaje nacional fue para el actor Gianfranco Brero quien ha trabajado en películas destacadas del director peruano Francisco Lombardi como Bajo la piel (1996), Tinta roja (2000) y Ojos que no ven (2003).

Por su parte, la sección Foro Festival contó con clases magistrales -de Pablo Trapero y Atom Egoyan-, conferencias, seminarios y diálogos con cineastas. En las conferencias se trataron temas como el desarrollo de proyectos documentales, la función de la prensa en la industria cinematográfica, las nuevas plataformas vod para ver cine latinoamericano, el desarrollo de proyectos audiovisuales, la cooperación internacional y su importancia para el cine, y el caso Netflix y cannes, cuya reflexión fue orientada por Edouard Waintrop de la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. Adicionalmente, se impartió el seminario Distribución, creación y participación de audiencias, y se abrieron diálogos con cineastas participantes con películas en el festival, quienes compartieron su experiencia. con el sector y el público

Finalmente, y como extensión al calendario del Festival, hasta el 16 de agosto los limeños y visitantes podrán disfrutar en Lo que te perdiste del Festival de una maratón de más 20 obras destacadas de la programación.

La gran acogida del público, la positiva recepción de invitados, jurados, críticos y cineastas nacionales e internacionales hicieron posible que la 21 edición el Festival de Cine de Lima en consonancia con el concepto trabajado en su presente versión, demostrara que aunque  “Las fronteras nos separan, el cine nos une”.

PREMIOS OFICIALES:

COMPETENCIA OFICIAL FICCIÓN

El jurado estuvo conformado por Martina Gusman, Matías Bize, Peter Scarlet, Daniel Vega y Lorenzo Vigas:

Premio del Jurado a la Mejor Película

LA FAMILIA de Gustavo Rondón Córdova (Venezuela)

 

Premio Especial del Jurado

UNA MUJER FANTÁSTICA de Sebastián Lelio (Chile)

 

Premio del Jurado al Mejor Director

Natalia Santa de LA DEFENSA DEL DRAGÓN (Colombia)

 

Mención Especial del Jurado a la Mejor Actriz

Liliana Biamontem de MEDEA (Costa Rica)

Premio del Jurado a la Mejor Actriz

Daniela Vega de UNA MUJER FANTÁSTICA (Chile)

Premio del Jurado al Mejor Actor

Gonzalo de Sagarminaga de LA DEFENSA DEL DRAGÓN (Colombia)

Premio del Jurado al Mejor Guion

Amat Escalante y Gibrán Portela de LA REGIÓN SALVAJE (México)

Premio del Jurado a la Mejor Fotografía

Pedro Sotero de GABRIEL Y LA MONTAÑA (Brasil)

Premio del Jurado a la Mejor Ópera Prima

LA NOVIA DEL DESIERTO de Cecilia Atán y Valeria Pivato (Argentina)

 

COMPETENCIA OFICIAL DOCUMENTAL

El jurado estuvo conformado por Paola Castillo, Joan Gonzáles, Paulina Suárez:

Premio del Jurado al Mejor Documental

LA LIBERTAD DEL DIABLO de Everardo González (México)

Mención Especial del Jurado

LOS NIÑOS de Maite Alberdi (Chile)

 

PREMIO DE LA CRÍTICA

Con un jurado compuesto por Eduardo “QuintÍn” AntÍn, Ricardo Bedoya y Carlos Bonfil, estos fueron los ganadores:   

Premio del Jurado de la Crítica Internacional a la Mejor Película

EL VIGILANTE de Diego Ros (México)

Mención Especial del Jurado

LA IDEA DE UN LAGO de Milagros Mumenthaler (Argentina)

PREMIO DEL PÚBLICO

PACIFICUM, el retorno al océano de Mariana Tschudi, documental peruano que se proyectó en “Hecho en el Perú”.

 

PREMIOS NO OFICIALES:

MEJOR PELÍCULA PERUANA

Entregado por el Ministerio de Cultura.

Premio del Ministerio de Cultura a la Mejor Película Peruana

RETABLO de Álvaro Delgado Aparicio (Perú)

Mención honrosa

WIÑAYPACHA de Oscar Catacora (Perú)

TODOS SOMOS ESTRELLAS de Patricia Wiesse (Perú)

 

Equipo Retina Latina

Archivado en:Noticias Etiquetado con:Festival de cine de Lima, Perú

Soy eterno, de Sofía Velázquez

noviembre 17, 2016 by Retina Latina Dejar un comentario

La memoria es tiempo acontecido pero existe en el espacio: el espacio (mental) de quien recuerda y el espacio en el que todavía hay vestigios asociados a los recuerdos. Velázquez lo intuye desde el principio: un tema musical suscita memorias; el espacio habitado con su mobiliario y sus objetos también; lo mismo sucede con la perspectiva con la que se ve el mundo exterior desde las ventanas de un hogar, en el que ahora viven su padre y su hermano, y en el que la directora recuerda más por haber vivido allí con su madre. El espacio doméstico evoca aquí el drama de la memoria.

Además, la memoria familiar está inscripta en documentos, dedicatorias y fotos. Y asimismo en el registro de la propia directora, otra forma de escribir la historia familiar, que puede todavía filmar a su abuelo, demasiado inescrutable y a la vez físicamente innegable, y que en su último cumpleaños dio noticias a la propia realizadora de su paradero espiritual: “Soy eterno”, profirió, sin explicarle a nadie su frase metafísicamente hiperbólica, la misma que nombra a la película de su nieta.

Seis minutos para hablar de la eternidad, extraña paradoja la elegida por Velázquez. Pero su impudor conceptual está a la altura de las circunstancias: cada plano que constituye el endeble hilo de recuerdos que pretende ser una memoria suplementaria a la que se puede invocar con el propio recuerdo ocasional tiene un sentido estético y una función conmemorativa.

Todo suma al segmento de tiempo elegido para resguardar la historia familiar frente al olvido. Los planos fijos y generales del hogar y en especial del living cubierto con libros, o las fotos seleccionadas para que el relato de la voz en off de la directora tenga un correlato visual, tienen el suficiente encanto para imaginar la vida de una familia que desconocemos, pero que la propia realizadora, en cierta medida, tampoco conoce del todo. Secretamente, Velázquez entiende que esa distancia impuesta por la locura, la que padecía su tío, se replica con menos prepotencia en las relaciones que se establecen con los otros seres queridos. El venerado abuelo dista de haber estado loco como su hijo, pero él está lejos y no es del todo un conocido. Filmar a la familia es encontrarse con extraños cercanos.

Película delicada la de Velázquez, aguda para reunir detalles y trabajarlos en un retrato que puede resultar en los papeles intrascendente para cualquier otro hombre y mujer que no sean miembros de esa familia, pero que en la mirada de la directora se universalizan como las letras del alfabeto y los sentimientos de pérdida y extrañeza.

Por Roger Koza, de OtrosCines.com, para Retina Latina

Archivado en:Reseña Etiquetado con:Cine latinoamericano, Cortometraje, Familia, Perú

Y si te vi, no me acuerdo, de Miguel Barreda-Delgado



octubre 20, 2016 by Retina Latina Dejar un comentario

Un caso bastante curioso de distribución tardía es el de Y si te vi, no me acuerdo, la ópera prima del realizador peruano Miguel Barreda-Delgado. Realizada en 1999 y terminada para el 2001, la película pasó por varios festivales en los que incluso recibió premios, pero recién pudo estrenarse comercialmente en Perú diez años después, en 2011. El problema fue que el largometraje se grabó en formato DigiBeta y, al no conseguir dinero para una ampliación a 35mm., quedó fuera de toda circulación comercial. Ese dinero se obtuvo en un concurso de postproducción en 2009 y, a partir de entonces, el film sí llegó a las salas.

Y si te vi, no me acuerdo es una road movie sobre dos personajes que se cruzan a partir de vivir dificultosas situaciones personales en Lima. “Lagartija” (Miguel Iza) vive en Europa desde hace muchos años y vuelve debido a la muerte de su padre, pero una vez en la capital se ve envuelto en diversos problemas. Parecidos conflictos vive Eva (Marisol Palacios), quien discute fuertemente con sus familiares y decide irse a Arequipa, mismo lugar al que va él. En el viaje se cruzan y, tras una inicial desconfianza, terminan involucrándose en aventuras que incluyen a un alemán que está allí viajando para retornar a sus orígenes una ofrenda inca.

Con un estilo ágil la película mezcla elementos de drama, comedia, policial, romance y aventuras, todo lo que define a una road movie clásica de dos seres que, en medio de interminables problemas ligados especialmente a las tensiones sociales y económicas del Perú de esa época, terminan encontrándose -al menos- el uno con el otro.

Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina

Archivado en:Reseña Etiquetado con:Largometraje, Perú, Road Movie

Perfil de festivales de cine: Transcinema (Perú)

mayo 13, 2016 by Retina Latina Dejar un comentario

El panorama de los festivales en Perú ha cambiado radicalmente en los últimos años, con la aparición de varios pequeños pero novedosos eventos que buscan entregar al público de ese país acceso a un cine que no llegaría de otra manera a sus pantallas. Con tres ediciones consecutivas realizadas desde 2013, Transcinema es uno de estos nuevos eventos con sede en Lima. Dirigido por John Campos Gómez, presenta alrededor de 100 películas -entre cortos, medios y largometrajes, no hay distinción de categorías aquí- para más de 5.000 espectadores por edición que se reparten en las cinco salas de exhibición que tiene la muestra que se caracteriza como de “no-ficción”..

“El festival se gesta en agosto de 2012 -cuenta Campos Gómez-. En un inicio, como entusiasta idea de un grupo de profesionales del cine (críticos, realizadores y productores) que no veía en las pantallas limeñas el cine que más los estimulaba. Estaba casi todo por hacerse por lo que decidimos dar el paso de gestionar un nuevo festival de contenido más radical sin saber qué sucedería. Desde el concepto, decidimos no utilizar el término “documental” porque en Perú está relacionado con el de características reporteriles, sociales y televisivas. Era necesario proponer el término «no-ficción» para abrir el debate. ¿La no-ficción a qué se refiere exactamente? Lo bueno es que no se refiere a nada con exactitud sino que amplía su entendimiento a todo cine no canónico, que transita las estéticas del documental, la ficción, el cine experimental o simplemente ofrece una propuesta con un lenguaje completamente autónomo. Un cine que se sacude de cualquier saco de contención.”

Transcinema cargó desde su inicio con el mote de dedicarse al “cine raro” y ahora se lo vincula con “lo político”, explica su director, para quien esas definiciones no reflejan el espíritu del festival. “Si bien nuestra selección oficial está dedicada al cine de no-ficción, nuestro programa es generalista y cada sección tiene su propio peso y personalidad-. Intentamos que no haya secciones periféricas sino que todas tengan material atractivo pasible a ser programado en el horario estelar de la sede principal. Intentamos hacer el festival más horizontal posible.”

Es un festival que, en cierto sentido, se hermana con otros de Latinoamérica. “Admiramos mucho las propuestas del BAFICI, FICValdivia, FICUNAM y algunas secciones de Mar del Plata -agrega-. Son todos eventos más grandes y reconocidos que el nuestro con quienes hemos entablado una rápida relación de afinidad de criterios. Estructuramos nuestros eventos de distinta manera, pero estamos en la misma búsqueda de celebrar un cine audaz, radical, auténtico y crítico. De todos modos, creo que no nos parecemos a ningún otro festival en Latinoamérica”.

¿Qué tiene que tener una película para ser material de Transcinema? Campos Gómez lo expresa claramente. “Más que a «lo nuevo», que se suele relacionar con la novedad, lo reciente, nos abocamos a buscar películas que se rebelen a los anquilosamientos formales y temáticos. Para ello, tenemos dos criterios fundamentales: experimentación con el lenguaje y desacomodo formal, por un lado, y que logren generar empatía con el espectador a través de una anécdota potente, por la irreverencia de un personaje o mediante un abordaje original que se rebele a cualquier atisbo de solemnidad.”

Transcinema se presenta como una vidriera hacia otro tipo de cine en Perú, en medio de un panorama que está mutando en los últimos años. “El cine peruano está pasando un momento particular -analiza-. Ahora se distinguen distintos tipos de cine en cuanto a su producción: el muy comercial, el que se realiza con fondos públicos, el cine de autor de baja intensidad dramática, el de género realizado en el interior del país, el de guerrilla que rehuye a los temas importantes, los cortometrajes-ejercicios de jóvenes realizadores y, en menor medida, el universitario o de escuelas. Se está comenzando a ver hacia adentro y no tanto al gran panorama festivalero internacional, lo cual me parece muy bueno y auténtico. Es un cine que comienza a hablar de su propio contexto, a diferencia de mucho del cine argentino, brasileño, mexicano, chileno y colombiano que siente la imperiosa necesidad de la validación europea. Creo que un cine autóctono, libre de sellos for export, no tiene por qué contradecir la idea de universalidad.”

Pensando en el futuro de Transcinema, analiza que “si tuviéramos un millón de dólares por edición, invitaríamos a todos los directores, los alojaríamos en un hotel 5 estrellas, les daríamos de comer de lujo y nuestro equipo cobraría muy bien. Nuestro criterio no se supedita al presupuesto, no obstante sí es fundamental estar cómodos en lo logístico para poder trabajar sin tantos contratiempos. De crecer, nos gustaría que fuese de esa manera. Y para que eso suceda debemos consolidar el sostenimiento económico del festival, gran reto para cualquier proyecto independiente que no negocia sus contenidos con intereses de terceros. Transcinema es principalmente un manifiesto político que se expresa a través de un grupo de películas incómodas y estimulantes. Nuestro público lo entiende así y nos acompaña cada vez más.”

Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina

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Edificio Central, de Diana Collazos

abril 21, 2016 by Retina Latina 1 comentario

A partir del regreso de una mujer al edificio en el que trabajaban sus padres cuando era niña, Edificio Central se convierte de a poco en un mosaico de voces y recuerdos que cuentan la historia del edificio y sus personajes y algunas anécdotas que la ligan con la historia del Perú durante esos años. Collazos construye su memoir como un collage de voces que se escuchan pero no se ven. Mientras la cámara recorre rincones del viejo y alicaído edificio se escuchan historias, canciones, remembranzas amables y otras dolorosas, pero siempre fascinantes.

Documental-ensayo urbano que va del interior del desvencijado edificio a mostrar los igualmente humildes alrededores, Edificio Central es una película que conecta la arquitectura, las historias (apagones, robos, muertes y extraños personajes que vivían allí) y los recuerdos personales (jugar y correr por los pasillos) dejando en claro hasta qué punto los espacios de la ciudad, los lugares por los que pasamos durante nuestras vidas, resuenan fuertemente en nuestra historia y se sostienen a través del tiempo.

Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina

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