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Territorio y pertenencia

28

Oct
2020

Imagen destacada de la entrada

Por Camilo Restrepo

** Este texto fue escrito por el director a propósito de la presentación de su cortometraje Tropic Pocket (2011) en Retina Latina como parte de la programación de la Temporada Cine Crea Colombia 2020.

TERRITORIO Y PERTENENCIA. Sobre la película Tropic Pocket.

Nuestra idea de territorio está significativamente ligada a aquella de pertenencia. Es común escuchar la expresión “la tierra a la que pertenezco”, que manifiesta el lazo indeleble que une a un individuo a su lugar de origen. Pero en ciertos contextos y países, como en Colombia, es pertinente que esta frase conduzca a preguntarse a quién pertenece la tierra a la que pertenece el individuo.

A través de archivos cinematográficos, Tropic Pocket muestra los recurrentes procesos de apropiación que ha sufrido el territorio del Darién chocoano por parte de grupos ajenos a la región.

Tropic-pocket

Con la palabra pick-pocket se denomina al ladronzuelo que saquea los bolsillos de otros con habilidad y sutileza. A una mayor escala, quien se adueña con disimulo de una tierra y de sus habitantes es también una especie de pick-pocket, y, en este caso geográfico, un pick-pocket tropical.

Bajo el título Tropic Pocket quise señalar las acciones en el Darién con las que varios grupos han modelado la selva según sus propios intereses. Sus actos han disimulado estrategias de despojo bajo justificaciones aparentemente benevolentes o progresistas. Evangelistas, militares, grupos armados ilegales, multinacionales y turistas han despojado históricamente a los habitantes de la región de su cultura, de sus tierras y de las riquezas naturales del territorio en el que viven.

¿En donde se sitúa la línea que separa las acciones bienintencionadas del abuso y la injusticia que ejercen estos grupos? Nos confrontamos en efecto a un dilema, pues en nombre de la civilización se ha llevado a cabo una evangelización forzosa de los grupos indígenas y afro-colombianos del Chocó; invocando una supuesta causa revolucionaria, se ha procedido a la apropiación ilegal de tierras y al reclutamiento de jóvenes para la guerra; en pos de la pacificación, se han perpetuado acciones violentas por parte del ejercito y de grupos paramilitares; promoviendo el desarrollo y el progreso estructural, se ha permitido la explotación de los recursos naturales para el lucro privado de grandes empresas nacionales e internacionales; incentivando la apertura del país a los procesos de la globalización, se ha desatado una conquista incesante de paraísos exóticos para el turismo.

El documental contra el documento

Evangelistas, militares, grupos armados ilegales, empresarios nacionales, multinacionales y turistas han recorrido durante décadas la región del Darién llevando consigo cámaras. A través de películas, anuncios publicitarios y videos informales, sus imágenes dan cuenta de las ideologías y de las acciones que han desplegado para dominar la zona.

Tras ver estos archivos, me pareció inútil crear una película para contradecir las imágenes ya existentes, pues ¿qué denunciar sino todo? Incluyendo al abandono estatal que ha permitido tantas derivas en el Darién. ¿A quién denunciar sino a todos? Incluyéndome a mí mismo como observador de una realidad en la que intervengo puntualmente como un turista. Me pareció que mi tarea como realizador consistía más bien en construir un tejido de imágenes que dieran cuenta de la dificultad de distinguir quién hace qué, por qué, con quién y contra quién en el territorio del Darién. Así fue que, mediante el montaje audiovisual, mezclé los distintos archivos fílmicos encontrados eliminando la marca de su procedencia y acallando sus mensajes ideológicos.

Tropic Pocket no es entonces una película de denuncia ni de información sobre los problemas de la zona. Es el mapa de una geografía alterada por las travesías de varios grupos de conquistadores que, a través de películas y videos, han idealizado su papel en la transformación que han provocado en la zona, modelando a sus habitantes como si se tratara de «objetos» que hay que transformar. “Objetos” que las cámaras representan, y no sujetos capaces de representarse a sí mismos.

De la imagen a la representación política. Del mapa al territorio.

Trabajar con imágenes es ante todo cuestionar el concepto de «representación». Un concepto con una connotación evidentemente política, si se tiene en cuenta que llamamos representantes a los portavoces gubernamentales de la ciudadanía. ¿Quién representa y cómo se representa a los pobladores del Chocó? Esta es una pregunta planteada en Tropic Pocket desde la imagen cinematográfica y audiovisual, pero que puede extenderse a la esfera política.

Haciendo este desplazamiento del dominio de la imagen al del campo político, los archivos de Tropic Pocket permiten entrever que durante décadas el abandono estatal ha instalado la idea de que los chocoanos son ciudadanos incapaces de acceder a la propiedad de la tierra y de representarse a sí mismos como gestores legítimos de su territorio. Así, es inevitable ver que las decisiones que han condicionado su calidad de vida y la explotación de los recursos naturales de su región han sido impuestas desde lugares externos.

Al comparar el mapa y el territorio, es evidente el despliegue de un proyecto cultural, político y económico que persiste en mantener a los indígenas, a los grupos raciales minoritarios y a los campesinos al margen del país, en la precariedad económica y en la ignorancia. Sobre este último punto, basta con observar el debilitamiento de su cultura autóctona, la escasez de una oferta cultural alternativa a la que se pierde, los altos niveles de analfabetismo, la dificultad de acceder a formaciones encaminadas a la profesionalización del trabajo.

Es por estos motivos que al intentar responder a la pregunta inicial — ¿a quién pertenece la tierra a la que pertenece el individuo? —, lamentablemente, solo es posible decir que el Chocó no pertenece a los chocoanos.

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