Este mediometraje dirigido en Bolivia por la austríaca Sophie Stallegger se centra en los habitantes de una comunidad ecológica ubicada en la región de la Amazonía boliviana, llamada Candelaria Madidi Ecológico. Son sus testimonios los que sirven para entender los dos ejes que rigen el funcionamiento del lugar: la protección de la biodiversidad, por un lado, y el intento por crear un tipo de sociedad alternativa alejada del universo del consumo y del sistema político capitalista, integrando personas de cualquier raza, etnia, país y cultura, por el otro.
La cámara de la joven Stalleger interroga a los diversos personajes que integran esta comunidad para pintar un panorama de sus deseos e intenciones permitiendo a la vez observar el mágico y biodiverso lugar en el que habitan, alejado de cualquier tipo de estrés urbano y conflictos raciales, sociales o políticos. Un lugar que tiene mucho de utópico ,pero que también necesita de apoyo económico para sostenerse, una de las crueles ironías del sistema en el que los protagonistas de este documental se mueven.
Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina
No hay política sin utopía.
Gracias a Diego Lerer por su puntual y transparente reseña. Quisiera complementar la misma, compartiendo nuestra visión en la que vemos al mundo moderno y sus partícipes inmersos en diferentes niveles de esclavitud sistemática, la cual se ejerce primeramente a través de lo epistemológico. Una de las muchas manifestaciones de ésto es la que pone en evidencia nuestro hermano Lerer al escribir (qué parte también de la sinopsis escrita por la austriaca directora) «lugar que tiene mucho de utópico». Este modo de tratar la palabra «utópico», es decir, el contenido que se le da, revela una epistemología maquillada en que la justicia social y ambiental son ideales fuera del alcance de la misma realidad. Es la injusticia haciéndose manifiesta desde la narrativa moderna poco reflexionada por sus mismos narradores, los cuales ciertamente no somos nosotros. Por lo tanto la importancia de darle nuevos contenidos a la palabra utópico, y para ello, el siguiente dicho:
«Sin utopía, no hay política»
Aprovecho también para una leve corrección: El proyecto que documenta el filme sólo necesita de un recurso económico para su comienzo, no así para sus sostenimiento, como apunta Lerer.