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Rasgar las miradas desde lo regional

6

Mar
2019

Opinión del realizador catalán Julio Lamaña donde reflexiona sobre el conjunto de películas que se ofrecen con motivo del aniversario de Retina Latina y que plantean un cine desde lo regional, con temáticas y producciones alejadas de los centros de producción que se dirigen desde capitales como Quito, Bogotá o La Paz.

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Opinión de Julio Lamaña

Realizador del Raval (Barcelona – Cataluña)

  En el mundo del arte y la creación, los discursos hegemónicos han tenido esa tendencia natural a imponerse progresivamente desde los centros de poder del mismo arte. Al mismo tiempo que se han impuesto, se han ido generando históricamente respuestas en contra: desde las vanguardias, desde la crítica, desde los movimientos sociales, desde lo popular… Puedo entender la historia del arte como ese continuo movimiento fluctuante desde el centro del discurso hegemónico hasta las periferias de los discursos contestatarios. Así se alimenta el pensamiento sobre la obra de arte, en ese deslizamiento centro-periferia. En el cine podemos vislumbrar esos centros desde varias perspectivas. Desde los centros de producción (Hollywood, el cine francés, el cine comercial…), los centros de la crítica (Revistas como Cahiers de Cinéma, Sight & Sound), los centros de los festivales (los que se denominan de clase A)… Esos centros son los que sientan las bases de cierto pensamiento alrededor del cine, pensamiento que tiene en lo hegemónico su capacidad de influencia y de llegar al máximo de personas posibles, imponiendo una forma de pensar el cine, una forma de hacer cine, una forma de distribuir el cine, una forma… Sin embargo, ahí tenemos esas periferias contestatarias que permiten otras visiones, otros acercamientos y que son en definitiva una forma de resistencia a los discursos hegemónicos del cine desde los diferentes centros. Me piden este texto para el tercer aniversario de Retina Latina y para que reflexione sobre algunas películas de la plataforma que se ofrecen con motivo de esta celebración, que plantean un cine desde lo regional, es decir, con temáticas y producciones alejadas de los centros de producción que se dirigen desde capitales como Quito, Bogotá o La Paz. Ya ahí aparece una primera tensión entre lo nacional y lo regional, una posibilidad de reivindicación de esa periferia.   Keyla de Viviana Gómez (Colombia) – Disponible en Retina Latina a partir del 7 de marzo  Esa es la tensión (regional – nacional) que atraviesa la película colombiana Keyla (2017), película de ficción rodada en la isla de Providencia que corresponde al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Keyla, la adolescente protagonista, en un momento de la película, cierra el aparato de radio justo en el momento que (como cada día a las 6 de la tarde), se emite el himno nacional de Colombia. Es el primer aviso sobre la “sui géneris” relación del Estado colombiano con esta isla situada entra Jamaica y Nicaragua. “Keyla” está hablada en Creole y es la lengua quizá la principal forma de resistencia que históricamente los pueblos disponen para crear un nuevo centro de pertenencia. No es pues casualidad que la directora de “Keyla”, la caleña Viviana Gómez, plantee dentro de la historia de la desaparición del padre de Keyla la llegada de una española (ex pareja del papá de Keyla) y su hijo que vuelven desde España tras la noticia de la desaparición. Ese eje España-Latinoamérica juega en la misma división que el eje Providencia-Colombia, es decir, una tensión en la que unos juegan en desventaja y los otros, a veces sin quererlo, imponen condiciones desde lo colonial, lo económico y desde la superioridad que cada centro les otorga. Keyla, en la llegada a la edad adulta, ha de verse confrontada no solo con esas tensiones entre centro y periferia sino en el paso a “ser mayor” en donde conformará su propio centro, pero esta vez basado en la idea de “comunidad”, un ámbito mucho más acogedor que el que le pueda aportar la pertenencia a una nacionalidad como la colombiana, de la que se siente tan alejada. Tu sangre de Julián Larrea (Ecuador) – Disponible en Retina Latina a partir del 19 de marzo  En el documental Tu sangre (Julián Larrea – 2005), se nos acerca a una contienda electoral en Santiago, cabecera cantonal de Tiwintza, en Morona Santiago, un cantón olvidado de la Amazonía ecuatoriana. La lucha es entre el partido Pachakutik de la comunidad indígena Shuar y el partido de los colonos blancos, a los que los indios llaman “Hispanos” o “Apaches”. Allí se juegan la gobernación del Cantón, ahí se abre la brecha que introduce en el documental la problemática de los territorios indígenas colonizados por los blancos. Cómo estos últimos han relegado el lenguaje indígena a través de la evangelización en español, cómo abusan de su poder económico en la compra de votos y cómo los Shuar, a través del idioma, siguen reivindicando su presencia en la selva esta vez a través del paradójico invento blanco llamado Democracia. Es también en esta película que la comunidad del mundo indígena da señales de reducto de resistencia a pesar de las contradicciones que ellos también viven ante ese espejismo que es el “mundo occidental”. Ante la pregunta del realizador a una mujer Shuar sobre si son ricos o pobres, la mujer, con mirada digna mientras amamanta a su bebé dice: “Somos ricos, no tenemos que comprar nada: tenemos alimentos, tierra, trabajo y familia”. Quedo impresionado de nuevo con la idea de que lo central, lo más importante, radica en lo más pequeño, en la comunidad. ¿Quién ganará las elecciones? ¿El partido Pachakutik? ¿El partido colono? En Retina Latina verán la respuesta. Chicama de Omar Forero (Perú) – Disponible en Retina Latina a partir del 28 de marzo  Esa idea de refugio en la “comunidad” es quizá lo que también me sugiere la magnífica película peruana Chicama (Omar Forero – 2012), rodada mayormente en el pueblo de Santa Cruz de Toledo, en la serranía peruana de Cajamarca, lejos de un centro que en la película está referenciado como la costa y la ciudad de Trujillo. Al protagonista de la película, un maestro recién licenciado, le gustaría ejercer en Trujillo, al lado del mar, pero debe aceptar un puesto en ese pueblo de la Sierra donde un grupo de ocho alumnos le espera para que reemplace al anterior maestro, que ya huyó de esa periferia rural. Lo rural versus lo urbano ha sido uno de los mitos centrales de esa lucha centro-periferia en lo que lo urbano ha representado lo moderno y lo rural, lo antiguo. Y esa fuga del campo a la ciudad está vista de forma ejemplar en la secuencia donde el maestro explica a sus alumnos la definición de parásito. La ciudad vista como espejismo de felicidad que continuamente “se lleva” a los jóvenes dejando el campo envejecido y sin la presencia de las nuevas generaciones. Cuando una joven maestra llega precisamente desde Trujillo, él se enamora de su imagen urbana y moderna, cuando lo que ella encarna es la visión idílica que tienen los urbanitas del campo que se creen en la misión de llevar a las zonas rurales el conocimiento que allí les falta. El viaje final del maestro a Trujillo, el encuentro con el mar y la vuelta al pueblo con sus alumnos es un final poético sobre la construcción de identidad alrededor de la comunidad y la educación como forma de construir significado en el grupo. Para el joven maestro la comunidad es el pueblo, los maestros y sus alumnos. El triunfo de la periferia sobre el centro. Betty de Lucia Nieto Salazar (Uruguay) – Disponible en Retina Latina a partir del 14 de marzo   Finalmente, dentro de este especial de diálogo entre el centro y lo regional en la producción latinoamericana, Retina Latina ofrece Betty, cortometraje realizado por Lucía Nieto Salazar y rodado en Punta del Este – Uruguay. Si bien esta obra no aborda directamente la relación centro – periferia, nacional – regional,  sí plantea desde otro lugar la importancia de descentralizar los lugares de la producción de las obras audiovisuales en otros puntos no centrales, atendiendo a las historias y a las dinámicas de realización locales, lo que permite visibilizar nuevos escenarios y representaciones   Decía el realizador luso-catalán José María Nunes: “No sé qué son los nacionalismos; en todo caso defendería el nacionalismo del barrio, de la casa, de la taberna y de nosotros aquí y ahora “. Es desde esa idea de comunidad que nace también la propia nacionalidad de las películas. El cine también es una comunidad, un reducto de salvación para algunos. Famosos son esos grupos endógenos en el cine como el de Fassbinder o de Cassavettes por poner solo dos ejemplos. El cine se hace en comunidad. Eso también es un centro desde el que se nos muestran otras realidades no centrales. En este caso estas películas que nos hablan de lo regional en Latinoamérica. Unas historias que nos permiten contrarrestar los discursos hegemónicos que nos invaden y nos hablan en una sola dirección. Retina Latina está aquí para RASGAR LAS MIRADAS.
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