Perfil de festivales: Ficwallmapu (Chile – Argentina)
Jul
2017
-¿Cómo surgió la idea para el festival y cómo pudo concretarse?
-Ficwallmapu viene precedida de una serie de experiencias que la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLAPCI) iniciaron en 1985, en la ciudad de México. A partir de entonces se desarrollaron festivales de cine y video indígena en diferentes países y ciudades: en 1987 en Brasil, en 1989 en Caracas (Venezuela), en 1992 en Lima y Cuzco (Perú), en 1996 en Santa Cruz (Bolivia), en 1999 en Quetzaltenango (Guatemala) y en el 2004 en Wallmapu, en Santiago de Chile. En 2006 regresó a México, en 2008 se realizó en La Paz (Bolivia), en 2010 en Quito (Ecuador) y en 2012 en Medellín y Bogotá (Colombia). El de 2015 tuvo especial importancia para CLACPI, porque se cumplieron 30 años de trabajo prácticamente interrumpido y los organizadores del XII Festival propusieron que se desarrollara por primera vez en un territorio indígena que trasciende el Estado Nación, delimitando la Nación Mapuche o “Wallmapu” como los anfitriones de XII Festival Internacional de cine y video de los pueblos originarios. Un pueblo binacional, con presencia territorial en Chile y Argentina.
-Desde esa edición de 2015 el festival se consolidó en territorio mapuche. ¿Cómo ha ido avanzando desde entonces?
-El festival aspira a convertirse en el espacio de reflexión, valoración y debate sobre los derechos indígenas, su cosmovisión y amenazas hacia su continuidad. La convocatoria a realizadores indígenas y a otros que hayan trabajado en estos temas se piensa para ser una ocasión única para la visibilidad nacional e internacional que el Pueblo Mapuche y los pueblos indígenas necesitan, pues se tratan de dos países en donde el tema indígena ha tenido gran importancia durante el último tiempo. En el caso de Chile, la lucha que ha emprendido el Pueblo Mapuche por recuperar su territorio ha desembocado en una serie de formalizaciones irregulares, ataques incendiarios, redadas y maltratos policiales, y en la consiguiente condena de la sociedad chilena respecto a todo lo que se considere “mapuche” a partir del sesgo de los medios de comunicación. El festival de Wallmapu logra canalizar el interés, articular y propiciar alianzas entre instituciones, gremios, estudiantes, colectivos y agrupaciones mapuches de comunicación que asumen no sólo la responsabilidad de realizar un buen festival de CLACPI sino también el desafío de realizar un festival permanente en territorio mapuche. Así surge Ficwallmapu.
-¿Con qué secciones cuentan?
-Una Selección Oficial con cerca de 50 películas que se exhiben en dos salas de cine universitarias. Laboratorios (Mapulab), foros de Pueblos Indígenas y Derecho a la Comunicación (Koyautun Kimun), muestras de cine indígena y de cine infantil.
-¿Cómo es el proceso y el criterio de selección?
-Los materiales de la muestra oficial son seleccionados por un jurado local, multidisciplinario, intercultural y diverso que realiza este proceso en base los criterios definidos por el festival. Posteriormente un jurado internacional durante el evento central califica y premia en base a las categorías y a los premios con que cuenta hasta ahora el festival. Los criterios incluyen que se refleje el derecho de los pueblos indígenas originarios a la libertad y la autodeterminación; que se fomente el respeto y dignidad; que se denuncie la violación de los derechos, persecución y genocidio sufrido; que se promueva la equidad de género y los derechos de la mujer indígena; que se aporte al fortalecimiento de la identidad y la cultura; que se resalte las expresiones culturales en situaciones de desaparición y/o asimilación; que se contribuya a los procesos organizativos y de lucha; que se exprese la noción del desarrollo desde la perspectiva indígena; que se promueva el diálogo intercultural y la preservación de costumbres y/o tradiciones de ritos y relatos; que se defienda el derecho a la comunicación y a la utilización creativa de recursos estéticos y narrativos y que se promueva la producción y creación local. Hay premios en las siguientes categorías: Derechos de las Mujeres Indígenas, Defensa del Territorio, Defensa de los Derechos de los Pueblos Indígenas, Aporte a la identidad indígena, Mejor Ficción, Mejor Documental, Mejor Cortometraje, Mejor serie televisiva, Aportes a los nuevos lenguajes audiovisuales indígenas, Cine y video Indígena pichikeche y el Ficwallmapu: reconocimiento a la obra que promueva y fomente la producción audiovisual local (Wallmapu). Otro premio que tenemos es una beca de la EICTV de Cuba y un reconocimiento de la DIRAC (Dirección de Asuntos Culturales) a realizador/a indígena de Chile, que brinda pasajes a Guatemala para participar en el XIII Festival Internacional de Cine y Video de los Pueblos Indígenas Ficmayab’ 2018.
-Si bien hay bastantes películas con temáticas indígenas en América Latina, no hay muchos festivales especializados en el tema. ¿Por qué crees que es importante que exista Ficwallmapu?
-Es importante visibilizar que sí hay otros espacios en América Latina, pero quizás más restringidos. A través de CLAPCI conocemos la muestra de Venezuela con los wayuu, en Colombia esta Daupará, la Muestra Internacional de Cine Indígena también de Venezuela, varias en México, etc. CLAPCI continúa con su festival y en octubre del 2018 se hará el FicMayab. Lo que marca la diferencia es el trabajo que nosotros hacemos además mediante las redes sociales. Hemos aprendido a usar todos los canales que existen y eso nos está dando más presencia. Cuando se dice que América Latina es un territorio hermano no se dice por poesía, sino porque compartimos una historia de represión muy similar. Sufrimos el extractivismo de los países hegemónicos y estamos atestados de transnacionales que colaboran con la borradura de nuestros pueblos originarios, donde la nula regulación de los estados ha llegado incluso a pasar por alto crímenes empresariales como el asesinato de Macarena Valdés, dirigente que formaba parte de una comunidad mapuche que se resistía a la construcción de una represe hidroeléctrica de capitales austriacos en Tranquil, Valdivia, entre tantos otros crímenes que hasta nosotros mismos olvidamos. Hay una deuda con las mujeres líderes, como Berta Cáceres de Honduras y Nicolasa Quintreman, pehuenche de Ralco. Ahora la guerra es por el agua y el libreto se repite en muchos lugares, por eso es fundamental tener un canal que transmita la voz a los pueblos originarios. Ellos no han dejado de tenerla, pero el velo mediático hace que el común de la sociedad civil los relegue a un espacio folklórico, a un lugar en los libros de historia. Es urgente ver lo que están pasando y no sólo a modo de denuncia sino también representar en la medida de lo posible sus modos de ver la vida.
-Además del festival en sí, ¿qué otras muestras o actividades realizan durante el año?
-El Ficwallmapu es un festival con movilidad. No nos interesa dejar las historias dormidas hasta el próximo año así que cada realizador y realizadora que esté en la Selección Oficial nos brinda permisos para exhibir sus películas durante todo el año. Editamos un DVD con uso exclusivamente pedagógico lo hacemos correr entre los y las profesoras de escuelas rurales u otras ciudades. También llevamos muestras itinerantes a zonas rurales, donde luego de ver las películas viene nuestra parte favorita: la conversación en torno a lo visto, con la finalidad de formar audiencias cada vez más activas y sacar al espectador de esa relación unidireccional a la que nos tiene acostumbrados el cine comercial. Por ello intentamos llevar a los realizadores a algunos lugares estratégicos donde no hayan cines y los jóvenes y niños se entusiasman y participan con mucha intensidad. Además, Ficwallmapu forma parte de CLACPI y ello implica ser parte de una red internacional que trabaja el cine y la comunicación indígena. Estamos constantemente consultándonos y colaborando entre nosotros para agrandar esta red de historias y realizadores sobre pueblos originarios.
Más información en el sitio web del festival: http://www.ficwallmapu.cl/Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina