Me gustan los estudiantes, de Mario Handler
11
Abr
2016
En abril de 1967, los jefes de los Estados americanos se reunían en Punta del Este con la presencia rutilante del presidente estadounidense Lyndon Johnson y la algarabía de sus colegas latinoamericanos. Presidentes de facto, como Juan Carlos Onganía de Argentina y Alfredo Stroessner de Paraguay, y otros elegidos democráticamente, como el anfitrión Oscar Gestido y Eduardo Frei Montalva de Chile (al que se lo ve muy sonriente en un primer plano), condensaban la configuración del poder oficial de aquella época. El film tan ceremonioso como conservador en su naturaleza fue filmado en su totalidad por el director del documental.
El director de Aparte y Mestizo contrarresta este evento específico por dos vías: a través de las imágenes que él mismo filma de una revuelta estudiantil en Montevideo, que suelen alternarse en un contrapunto sistemático con las de los mandatarios, y en segundo lugar con la omnipresente interpretación de dos canciones; la primera de título homónimo al film escrita por Violeta Parra e interpretada por Daniel Viglietti, quien además compone la segunda canción del filme «Vamos estudiantes»; ambas expresan con absoluta claridad el punto de vista que asume Mario Handler frente a la totalidad de sus imágenes. Los temas musicales se imponen en todas las escenas donde aparecen los estudiantes.
En sintonía con las políticas emancipatorias de la región a fines de la década de 1960, Me gustan los estudiantes duplica ese imperativo de su tiempo, incluso inaugura para su país un cierto tipo de cine destinado a trabajar y concebirse como un suplemento didáctico en la formación de la conciencia política del pueblo.
Más allá de las propias imágenes que permiten observar la rabia callejera y el repudio generalizado de los estudiantes al imperialismo estadounidense, la música elegida por Handler aliviana la violencia sin traicionar la razón de la protesta, reforzando la inexperiencia o frescura de esa edad temprana, como también la naturaleza inconformista del espíritu en ese estadio de la vida.
Breve y vital, Me gustan los estudiantes es una síntesis de un cine que permanece y se convierte en una referencia del primer cine militante de la región.
Por Roger Koza, de OtrosCines.com, para Retina Latina