Skip to content

Lo que ellas saben

17

Nov
2016

Imagen destacada de la entrada
La cámara no sabe de géneros. Si detrás de ella hay un hombre o una mujer, ¿es posible darse cuenta a través de sus imágenes? Se podría decir que un film de Quentin Tarantino solamente puede ser concebido por un hombre debido a grandes dosis de testosterona que ponen en marcha un carnaval sangriento en el que opera una suspensión estética de la ética, todo vale. ¿Qué mujer sería capaz de filmar una decapitación o el castigo físico como si se tratara de un juego en el que están permitidas todas las emociones violentas? Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi podrían, también Kathryn Bigelow y Claire Denis. Cualquier escena violenta de Baise moi, La noche más oscura y Trouble Every Day podrían adjudicarse sin dudas a un hombre. No sería nada fácil definir un cine de mujeres, o una modalidad estética determinada exclusivamente por la pertenencia genérica. Nadie puede dudar de que la constitución de lo masculino y lo femenino resulta de un largo proceso histórico en el que la identidad sexual ha sido articulada por discursos diversos y prácticas sociales muy diferentes. Mujer, hombre, travesti, homosexual, transexual, heterosexual no son exactamente lo mismo, todo es bastante más azaroso e incierto. Sin embargo, una película como La pasión de María Elena, Soy eterno, Eskwe quiere decir colibrí y El Bella Vista comparten cierta sensibilidad que fácilmente podría ser asimilada a la idea de que el punto de vista de sus respectivas puestas en escena pertenece con toda certeza a directoras mujeres:  cierta forma de trabajar la voz en off, la selección de encuadres, las formas de filmar a las mujeres (especialmente). Incluso, como en el caso de El Bella Vista, del acercamiento al mundo travesti, se puede predicar que hay una mujer detrás de cámara. Es una intuición, y con seguridad indemostrable. Las películas del ciclo reúnen tópicos que son decisivos en la vida de las mujeres y en la representación que el cine suele dedicarle. Hay mujeres indígenas, señoras de clase, travestis enamoradas y desengañas, prostitutas, y diversos elementos simbólicos como la religión, la economía y las relaciones filiales. El ciclo puede despertar preguntas y estimular un espíritu de indagación sobre lo pernicioso de las certidumbres en la materia. Los lugares comunes perpetúan conceptos fosilizados que no ayudan a pensar ciertas experiencias. Lo que es innegable es que siempre serán bienvenidas cineastas mujeres; con seguridad, serán ellas las que insistan sobre algunas cuestiones que suelen faltar en el cine. Por Roger Koza, de OtrosCines.com, para Retina Latina

Películas relacionadas

x