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Fuerte presencia e importantes premios para el cine latinoamericano en el Festival de Berlín

1

Mar
2016

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Pese a no tener películas en la competencia internacional -a excepción de la participación mexicana en la película Soy Nero, del iraní Rafi Pitts- la presencia latinoamericana en la Berlinale fue amplísima, destacándose las películas de Chile, México y Brasil, países que estuvieron representados con cuatro títulos cada uno. Films argentinos, peruanos y colombianos completaron la selección cinematográfica del continente. De todos ellos, acaso la mejor recibida fue la selección chilena, ya que tres de las cuatro películas de esa nacionalidad presentadas en el festival se fueron premiadas.
Las plantas, de Roberto Doveris
Las plantas, de Roberto Doveris
Las plantas, de Roberto Doveris, se llevó dos galardones de la Berlinale. Esta peculiar historia de jóvenes enfrentados a una situación complicada ganó el Gran Premio del Jurado de la sección Generations 14plus y recibió además una mención especial del Oso de Cristal entregado por un jurado de adolescentes. En tanto, Rara, de Pepa San Martín, la historia de una familia poco convencional, también fue recompensada con una importante distinción: la de Mejor Película de la sección Generation Kplus. En la sección Panorama estuvo Nunca vas a estar solo, del también músico Alex Anwandter, centrada en un caso de violencia homofóbica. El film se quedó con el Premio Especial del Jurado de los Teddy Awards. Las tres películas, coincidentemente, son óperas primas y abordan temáticas LGBT, que habitualmente tienen buena recepción en Berlín. La cuarta película chilena se vio también en Panorama tras pasar por el Festival de Sundance. Se trata del drama policial Aquí no ha pasado nada, cuarto largometraje del consagrado Alejandro Fernández Almendras. México tuvo también cuatro películas, si se toma en cuenta Soy Nero, una coproducción con ese país centrada en un mexicano que cruza la frontera a los Estados Unidos. Muy bien recibido fue Tempestad, de Tatiana Huezo, un documental sobre la violencia en ese país presentado en la sección Forum. En esa misma sección se vio Maquinaria Panamericana, comedia negra de Joaquín del Paso. Y por el más experimental Forum Expanded pasó una figura repetida en Berlín, Nicolás Pereda, quien codirigió con Andrea Bussman la película Tales of Two Who Dreamt. La participación brasileña fue también amplia. Antes o tempo nâo acabava, drama sobre una comunidad indígena del Amazonas dirigido por Sergio Andrade y Fabio Baldo, se vio en Panorama, al igual que Mae só há uma, de Anna Muylaert. Las otras dos representantes de ese origen fueron Curumim, de Marcos Prado (Panorama Dokumente) y la coproducción con Alemania, Muito Romántico, en Forum Expanded. Respecto al resto de los países, la participación argentina se limitó a dos films: El Rey del Once, de Daniel Burman, comedia dramática urbana que fue la apertura de la sección Panorama Special; y La helada negra, de Maximiliano Schonfeld, centrada en una comunidad de origen alemán radicada en la Argentina que se vio en Panorama. Por el lado de los cortometrajes, El inicio de Fabrizio obtuvo el Oso de Cristal que otorga un jurado juvenil de la sección Generation Kplus Por su parte, el realizador peruano Adrián Saba mostró El soñador en la sección Generation 14plus, mientras que en la recientemente creada sección NATIVe (con temáticas ligadas a los pueblos originarios) se presentó la multipremiada película colombiana El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra. Esta representación de 16 películas del continente fue una de las más amplias de los últimos tiempos, si bien la ausencia de títulos en la competencia oficial (el año pasado se vieron allí Ixcanul, El club y El botón de nácar, además de la coproducción Eisenstein en Guanajuato) le quitó un poco de presencia mediática. De todos modos, lo que se destacó en la representación latinoamericana fue la diversidad de estilos y propuestas, con búsquedas narrativas muy distintas (desde lo más comercial a lo experimental) y con una apuesta muy firme por temáticas de cierto riesgo (como las películas sobre diversidad sexual y temas LGBT) combinadas con documentales y una importante cantidad de títulos en la sección para niños y adolescentes, Generation, que cada año recibe más títulos latinoamericanos. En síntesis, fue una participación destacada de las cinematografías del continente. Y, como en los años previos, la que se llevó la mayor parte de los aplausos y galardones fue la producción chilena, cuyo crecimiento en festivales a lo largo de esta década es notable y promete seguir siéndolo. Si se suman los sucesos del cine colombiano en el mundo durante 2015, se tratan de los dos países que más han crecido en los últimos años en lo que respecta a participación en festivales, superando en algunos casos incluso a los habituales popes del continente, como son Brasil, México y Argentina. Y, por sobre todas las cosas, aportando variedad temática y estilística a las propuestas de América Latina que viajan por el mundo. Por Diego Lerer, de OtrosCines.com, para Retina Latina (enviado al Festival de Berlín)
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